Punto de partida

En lo general, las dinámicas económicas desarrollistas de la actualidad han desencadenado una serie de fenómenos sociales catastróficos; específicamente, dos grandes crisis:

Una crisis social

manifiesta en diversos tipos de desigualdades. Mientras el 1% de las personas más ricas del mundo acumula el doble de la riqueza que el 50% de la población más pobre, algunos grupos de especial vulnerabilidad se encuentran desposeídos de todo derecho social.

Una crisis ambiental

manifiesta en diversos fenómenos relativos al cambio climático en el mundo. Enormes cantidades de gases se emiten a la atmosfera y aumentan la temperatura de la tierra. Mientras algunos sufren de sequías, otros de inundaciones. Miles de especies extintas y otro millón en peligro de extinción.

Frente a semejantes crisis, vemos las acciones y propuestas de distintos actores e instituciones:

Las Organizaciones Internacionales proponen modelos generales primero, generalizadores después, que pretenden implementar los pasos idealees para superar las ccrisis. Modelos que parecieran funcionar en los contexto de «normalidad», pero no en las realidades diversas.

Los Gobiernos implementan políticas públicas de intervención social. Por un lado, programas dirigidas a los grupos de especiales vulnerabilidades que no terminan de atender a todas y todos. Por el otro, programas de desarrollo que parecieran beneficiar a unos cuantos; casi siempre, los grupos del poder económico. Iniciativas quno atacan los problemas de raíz.

Las Empresas desarrollan estrategias de responsabilidad social corporativa; otras se crean con el propósito de resolver diversas problemáticas sociales. En muchos de los casos, ambas modalidades, estrategias discursivas que no van más allá del encanto mercadológico.

Las Organizaciones de la Sociedad Civil se organizan y actúan frente a las manifestaciones sociales críticas. Acciones nobles en la mayoría de los casos, pero insufiencientes frente al crecimiento arrasador de los fenómenos sociales adversos.

Pareciera que nada es suficiente. 

El Estudio Vuelta reconoce dicha insuficiencia; reconociendo también que no existen modelos “receta” que permitan afrontar las enormes crisis de nuestra época. Así, nos dimos a la tarea de construir espacios de discusión que faciliten el entendimiento de los fenómenos sociales que nos atraviesan; para depués ir descubriendo caminos hacia otras y nuevas economías. Economías de y para todos.